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Era viernes. Era el 9 de abril de 1912. Harold Brides se incorporò al Titanic en Belfast. Habìa nacido en Nunhead, Londres, hacia veintidós años, y nueve meses antes habìa pasado a formar parte del personal de radio. La cabina del equipo de radio sin cables tenía tres habitaciones: una para dormir, en otra estaban los generadores y la otra era la sala de radio. Se desvistió y se acosté a dormir. Más tarde se despertò y escuchò a Phillips que telegrafiaba a Cape Race. Eran asuntos de rutina. Recordò que él estaba muy cansado y se levanté sin vestirme, y fue a relevarlo. Ni siquiera sintiò el impacto. Estaba de pie al lado de Phillips, diciéndole que se fuera a dormir, cuando el capitán se asomó en la cabina: “Chocamos contra un iceberg –-dijo el capitán–. El aparato sin cables funcionaba a la perfección. “Pidan ayuda", ordenó el capitán, asomándose apenas por la puerta. “¿Qué mensaje mando?", preguntó Phillips. “La llamada internacional reglamentaria de socorro, nada más", respondió el capitán, y se fue. Phillips comenzó a digitar CQD. Entonces regresó el capitán “¿Qué mensaje están mandando?", preguntó. “CQD", respondió Phillips. El humor de la situación incitó a Harold a hacer un comentario que hizo reír a todos, incluido el capitán. Phillips, riendo, cambió la señal a SOS. El capitán les dijo que el golpe había sido en la parte central del barco, hacia la popa. El telegrafista del Frankfurt fue a avisar a su capitán y le dijeron que estaban hundiéndose por la proa y que se percibía una clara inclinación hacia adelante. El capitán ya se había ido y Phillips le dijo a Harold dijo que fuera a decirle que el Carpathia había respondido. Harold lo hizo, atravesó entre una multitud de personas para llegar a su cabina. En las cubiertas había una gran confusión de hombres y mujeres. Al regresar, escuchò que Phillips daba más indicaciones al Carpathia. Le llevò un abrigo a Phillips y, como hacía mucho frío, se lo colocò encima mientras trabajaba. Al regresar de transmitir uno de estos mensajes Harold Brides vio que estaban subiendo mujeres y niños en los botes de salvamento y que la inclinación hacia adelante aumentaba. Phillips le dijo que la comunicación sin cables se debilitaba. El capitán vino y les comunicó que las salas de máquinas estaban comenzando a inundarse y que los generadores dejarían de funcionar. Avisamos al Carpathia. El agua estaba llegando a la cubierta. Era un hombre valiente. Harold aprendiò a estimarlo esa noche y de pronto sintiò por él un gran respeto al verlo desempeñar su trabajo mientras todos los demás corrían desesperados. Harold .nunca olvidarà el trabajo de Phillips durante los últimos terribles quince minutos. El agua comenzaba a entrar a nuestra cabina. Llegaba música desde la popa, la banda del barco tocaba una pieza de ragtime,Autumn. Phillips corrió hacia la popa y fue la última vez que lo vio vivo. Brides se acercò y les estaba echando una mano cuando una gran ola se abatió sobre la cubierta. Esa ola se llevó el bote, Harold estaba agarrado de un escálamo y el agua lo arrastró también. Cuando se dio cuenta, estaba en el bote. Brides recuerda que se dio cuenta de que estaba empapado y necesitaba respirar, fuera lo que fuera, porque estaba debajo del agua. Había hombres a su alrededor, cientos de hombres. El mar estaba lleno de ellos, todos con sus chalecos salvavidas. Harold Brides pensò que tenía que alejarse del buque. Era un espectáculo extraordinario. Arrojaba humo y chispas por las chimeneas. Sólo se veía un gran chorro de chispas. El buque empinaba lentamente la nariz, como un pato al sumergirse. El único pensamiento de Harold era alejarse de la succión. Son unos héroes. Seguían tocando Autumn. Creyò Harold que debía estar a unos cuarenta y cinco metros de distancia cuando el Titanic, de nariz, con la popa casi vertical, comenzó a hundirse lentamente. Al cabo de un rato sintiò que se hundía. Hacía mucho frío. Vio un bote cerca de èl e hizo un gran esfuerzo para aproximarse. Fue muy difícil y estaba solo, cuando una mano desde el boté tiró de èl y se subió a bordo. Era el mismo bote plegable y las mismas personas estaban en él. El espectáculo era terrible, hombres nadando y ahogándose por todas partes. A lo lejos vi unas luces y supe que era un vapor que venía a socorrernos. Se quedò ahí tirado jadeando, sintiendo el dolor en los pies. . Por fin llegó el Carpathia y subieron a la gente con una escalera de soga. Había un hombre muerto. Brides lo pasò y llegò a la escalera, aunque le dolían terriblemente los pies. El muerto era Phillips. Murió de frío en la balsa. Harold tratò dé de subir por la escalera de cuerda. Los pies le dolían atrozmente, pero subió y pudo sentir unas manos que se extendían hacia el. Lo siguiente que Harold recuerda es a una mujer que se inclinaba sobre el en una cabina, se acariciaba el cabello y se frotaba la cara. Amanecía. Después de eso no volvió a salir de la sala de radio, de modo que Harold Brides, el telegrafista del Titanic nunca supo que suerte corrieron los otros pasajeros





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